
Era la segunda vez que se afeitaba aquel día. El mismo sonido triste de la misma maquinilla para dejar en el rostro la misma media barba que ocultara las cicatrices de una juventud en Valencia. Fueron años duros en plena transición y después llegó la ruta del bakalao para acabar de rematarlo. Pero volvamos a la barba. Permite mantener las heridas de guerra tapadas y más importante aún: ayuda a mostrarse siempre igual, a mantener el mismo aspecto en público. Así que vuelta al ciclo de la mañana, aunque fueran las once de la noche: el mismo café solo, hirviendo, mientras se miraba en el mismo espejo cubierto de vaho y humo. El mismo carraspeo y, en el lavabo, la misma ceniza de tabaco negro. Como siga a este ritmo, un día le va a dar un infarto, pero a ver quién lo deja ahora. No entiende nada. ¿Qué ha hecho mal? ¿Acaso se puede ser más leal al presidente y al partido? ¿Cómo ha podido desvanecerse todo así? ¿Qué ha pasado?
No para de dar vueltas a lo de Delcy, tuvo que ser eso. Tenía que haberse negado, lo presintió desde el principio, pero uno no puede negarse cuando el presidente le llama para arreglar un marrón así. Podría haber mandado a cualquiera de esos chavalitos con el seso sorbido por las series. Pero a la hora de la verdad, el de siempre, marrones a Ábalos, al hombre experimentado, al de las cicatrices de espejo, hijo de torero, nieto de Guardia Civil y con dos cojones. Otro gallo nos habría cantado si le hubieran dejado ocuparse a él de estos chavalines de la Complutense. Pero no. Solo lo sucio, Delcy, Plus Ultra, mantener al partido acojonado y dar la cara en ruedas de prensa como un pitbull con una parte de Sancho Panza y otra de Gatusso. Y todo para ser abandonado como el resto cuando el jefe ya no los necesita. Lleva una semana encerrado, lamiéndose las heridas. Enciende otro cigarro y no puede parar de silbar una canción, esa que dice «Pedro Navaja, matón de esquina, el que a hierro mata, a hierro termina». Por primera vez en días, sonríe. Dios sabe que es solo cuestión de tiempo.
(Esta columna se publicó originalmente en ABC el 19 de julio de 2021. Disponible haciendo clic aquí).
Buenos días.
Mi felicitación por su columna. Muchas veces, esta entre ellas, me recuerdan a las que escribía José Luis Alvite.
Un saludo.