Habla el CIS de ‘Pepefé’ Tezanos, que diría nuestro Nieto Jurado, y habla como los oráculos ‘fake’ que hay en las ferias de los pueblos, una de esas piedras de cartón-pluma que simulan una cara con la bocaza abierta en la que hay que meter la mano para que te lean un futuro ya preconfigurado. Tezanos tiene en la mirada algo de cura y algo de actor de teatro, de los antes, de los del método. De hecho, sospecho que Tezanos es un spoiler de Miguel Rellán. De cualquier modo, precisamente de esa confluencia entre cura, actor y ‘bocca della Verità’ surge el sociólogo, ese espejo que nos devuelve nuestra propia imagen, pero con el frescor que trae la socialdemocracia a nuestras caras por las mañanas, como un antiojeras con olor a chicle de fresa ácida. Cuando leo el CIS, me siento mejor persona, más progresista, mucho menos facha. De modo natural quiero ser más solidario y, como Machado, ser «en el buen sentido de la palabra, bueno». Es como si, de repente, hubieran abierto las puertas a todo un país que se nota ahora ventilado, un país que huele a socialdemocracia, a suavizante y a amor. 

Leo el informe y siento dentro de mi el respeto a las minorías, el compromiso por la igualdad, el reinado de las palabras rosa palo como ‘diálogo’ o ‘participación’. Lanzo hurras por la representación, loas y oraciones laicas de equilibrio… ¡Ah, que aterciopelado se siente el progreso cuando llega en forma de sociología! ¡Oh, qué dulce el suave sabor de la izquierda moderada! ¡Qué integrador, ay, el néctar del centro izquierda! ¡Qué paritario el mundo recién pintado por ti, José Félix!

A lo que vamos. El oráculo de Santander nos cuenta, en su informe sobre política fiscal, que una mayoría de españoles creen que pagan demasiados impuestos, pero que se destina poco a Sanidad. Vamos, que hace falta más pero que lo paguen los otros, los ricos, los de arriba, los de enfrente, el vecino, el jefe, la Iglesia, el IBEX, Bilderberg, Google o el Real Madrid. O, dicho de otro modo, que somos socialdemócratas con el dinero ajeno, que sin duda es la mejor opción porque te permite vivir con la superioridad moral de un filántropo, pero sin soltar un euro. Queremos más sanidad, más becas, más cultura, más inversión en deporte, carreteras gratuitas, políticas expansivas, más presupuesto para igualdad, incentivar el folklore de mi pueblo, proteger las tradiciones de no sé dónde, invertir en innovación, que haya más profesores y que cobren más, pagar más por la calefacción de las aulas para que no digan que se recorta, huertos urbanos, pipicanes integradores, aborto gratuito, más pensiones, más paro, ERTEs indefinidos, energías verdes y caras, coches eléctricos, más seguridad en las calles, barra libre de vacunas y vigilias veganas, pero que lo paguen los fachas, coño, que para eso están y nosotros tenemos que hacernos selfies en Menorca y con la jornada de Errejón no nos da tiempo. Bien pensado, está guay. En un giro sartriano, me voy a hacer progresista con el corazón ajeno. Voy llamando a Pepefé. 

(Esta columna se publicó originalmente en ABC el 6 de agosto de 2021. Disponible haciendo clic aquí).

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