
«Dice un inglés que el Valle del Pas es el secreto mejor guardado de Europa». Así me recibe Quique González (Madrid, 1973) en Villacarriedo, su casa los últimos diecisiete años. Este valle huele a césped, a sobaos y a esos animales que Quique enseña a su hija Nora cuando la lleva al colegio cada mañana. Pero huele también a rock templado, a folk profundo y a pop maduro. Y a viaje. Porque por este valle no se pasa, a este valle se llega, como se llega al final del camino. Sopla viento sur en el valle, el día es soleado y cálido y celebramos que hoy cumple dieciocho años ‘Kamikazes enamorados’ (Varsovia Records). Parece que hubiera pasado toda una vida desde aquello. Y en parte así ha sido, este tiempo ha sido un viaje en el que todos hemos crecido, cambiado y mudado de piel. Empezando por él.
– En ‘Alguien debería pararlo’, octavo corte de ‘Sur en el Valle’ (Varsovia Records), hablas de «la camiseta doblada del rock and roll». Eso dice más de lo que parece. ¿Hay algo de despedida?
– Las camisetas están dobladas, pero las puedes coger cuando quieras y sacarlas del armario. No es un disco de despedida, pero sí de anticipo de despedida. Nos vamos yendo…
– ¿A dónde?
– He vivido mucho tiempo solo aquí. Esto está pensado para mí, para vivir solo, para volver de gira y tener un cuartel general en el que descansar sin la urgencia de Madrid. Pero mis circunstancias familiares han cambiado.
– ¿Me quieres decir que vuelves a Madrid?
– Quizá cerca, quiero que la niña esté más cerca de su abuela. Pero no te hablo solo de algo físico, también me despido de un tiempo.
– ¿Y hacia dónde vamos?
– No lo sé, en el disco hay muchas preguntas sobre este tema. Hay un pie en lo que has vivido y otro en algo que no sabes lo qué es, esa incertidumbre del futuro.
En realidad, Quique es Ulises. Lleva tiempo buscando algo y creo que lo ha encontrado. Y siente la llamada de vuelta a Ítaca. Yo estoy haciendo en un día el viaje que él ha hecho en diecisiete años, una ‘Odisea’ de Madrid a este valle y vuelta. Sin etapas intermedias. El viaje es iniciático, algo va cambiando a medida que hablo con él. Pero, curiosamente, me encuentro exactamente con lo que espero. Quique es un buen tipo, alguien alejado de las lentejuelas de este circo.
– Es paradójico que tengas que venir al norte para hacer algo tan sureño. Y que vengas al Cantábrico a decirnos que quieres intentar vivir al ‘estilo mediterráneo’…
– Es que llevo aquí mucho tiempo. Hoy hace 24 grados y mira qué sol, pero no es lo habitual. Pese a todo, este es mi lugar en el mundo, me he adaptado a los pasiegos y ellos a mi. Me cuidan mucho. Al principio de vivir aquí tenía un Corvette del 87 y ahora pienso en lo que pensarían de mí cuando me vieran pasar. Me tenían que haber tirado piedras.
Quique saluda por su nombre a todo el que pasa. Pedro, Chuchi, Raquel. Está integrado en el paisanaje y se percibe respeto y cariño mutuos. El lugar es paradisíaco, este es el valle en el que piensas cuando te hacen pensar en un valle. Todo es suave y redondo, como las horas largas, las sonrisas bellas, la vida sin aristas.
– En el álbum noto una oscuridad de fondo en la que no llegas a entrar del todo. Como si te diera miedo.
– Sí, hay pasajes bastante turbios como ‘Luna de trueno’. No lo hago de modo premeditado, yo escribo cuando necesito sacarme algo de dentro. La temática del álbum es introspectiva y puede que eso condicione la producción. Pero las canciones son las que mandan, por encima incluso de uno.
– Veo cosas de Nick Cave.
– Puede ser, hay algo de eso, precisamente pensábamos en él en ‘Luna de trueno’, pero es imposible ser mas oscuro de Nick Cave. Estuve hojeando un libro de letras suyas que tengo y me daba miedo leerlo, tío. Incluso la muerte de su hijo parece venir de una canción suya. Me pone la carne de gallina.
– Parece que en este álbum tuyo las canciones no rompieran.
– Sí, hay una intención de «te vamos a dar ahora esto, pero solo un rato. Nos gusta tanto que te lo damos…pero te lo quitamos». Los detalles bonitos, si se repiten, dejan de sorprender. Y, sin embargo, si aparecen solo una vez, esperas a que llegue y te sigue satisfaciendo. Otros insisten en el acierto. Son dos maneras de verlo. Hemos elegido este camino y creemos que le sienta bien.
– Es lo contrario del ‘quiero y no puedo. Lo tuyo es ‘puedo y no quiero’.
– Lo honesto es hacer lo que te pide el cuerpo sin pensar en si va a funcionar más o menos. Pero son las canciones las que lo marcan todo, yo puedo tener la intención de hacer un disco eléctrico y rockero, pero si las canciones no piden ese tratamiento, lo que voy a conseguir es algo desnaturalizado y que suene forzado. Y, por otro lado, después de treinta años en esto, creo que la vida es muy corta como para no hacer lo que te pida el cuerpo. Por eso me gusta esperar a las canciones, confiar en ellas, darlas tiempo y rascar hasta que se complete el puzle.
Quique es honestidad pura. Hace aquello lo que cree siente. Su carrera es una oda a la coherencia y eso es lo que transmite. Incluso para estar perdido en el viaje es necesario ser honesto y no apuntar con el dedo en un mapa falso.
– Yo tengo la sensación de que este disco acaba dentro de dos años con otro, con el desenlace.
– Puede ser. Ya estoy en ello, estoy empezando a hacer canciones. Las hago cuando necesito sacármelas de encima, pero espero que en año y pico tenga repertorio para hacer otro disco con el mismo equipo.
– ‘Norte en la sierra’, ¿no?
– (Risas). No se sabe. Pienso que tenemos que cambiar, pero uno quiere cambiar siempre a mejor. Y es difícil encontrar un sitio donde pueda estar tan bien cuidado como aquí.
– ¿Cómo tienes planteada la gira?
– Teatros. Empezamos en el Falla de Cádiz el 19 de noviembre. Mi repertorio se entiende mejor en recintos así. En un teatro se vive una experiencia más potente. En un festival está la noria, la cerveza artesanal, el tragafuegos, el equilibrista, las ‘cheerleaders’ de los Nicks y la experiencia se evapora, es menos cercana. Los teatros me encantan y los que llevan mucho tiempo con conciertos suenan cada vez mejor, tienen una mística que favorece a la música. Y además uno está donde le ve la gente, el status de un artista tiene que mucho que ver con el sitio en el que tocas.
– Tus conciertos pueden ser los mas intergeneracionales de la escena, quizá junto con Leiva.
– Leiva está a otro nivel, como Fito, pero eso me gusta, es bonito saber que conectas con gente de 40 y con gente de 25. A veces criminalizamos a los jóvenes, pero hay gente como LA MODA que me encantan, que están llenando estadios con un lenguaje nada fácil, un discurso potente y dándole mucha importancia a la lírica. No toda la gente joven está con el trap, el reggeaton y las fotos de Instagram. Mira Stanich…
– Stanich es una mezcla entre Quique y Albert Pla.
– Me cuesta ver los parecidos que establecen entre yo y otros artistas. Pero me gusta que me asocien a alguien que considero tan bueno.
– Hablando de Fito, he leído que se desbloqueó creativamente escuchando ‘Daiquiri Blues’.
– Sí, pero es que Fito es extremadamente generoso y no solo conmigo sino con muchos otros compañeros. Y a mí me inspira ver cómo funciona y cómo hace las cosas él, con esa trayectoria tan honesta y tan auténtica, sin pisar a nadie y sin tener que rajar a nadie en una entrevista….
– ¿Y el Robe?
– El Robe me interesa muchísimo. Cuando se pone tierno, te destroza, cuando escribe canciones de amor tiene una forma de contarlo, un lenguaje y un estilo que me vuelven loco. Juega en otra división. Me lo encontré en un parking en Bilbao.
– Desde luego, es un sitio perfecto para encontrarse con él. Me sorprendería que te lo encontraras en misa.
– Sí, vino él y me costó reconocerle. Robe es un superviviente de verdad. Y ha pasado mucho. No hay nadie con más pelotas que Robe en este negocio.
– ¿Quién más te interesa?
– Morgan, que es banda hermana y amiga. Tenemos a Nina de nuevo en cuatro temas. Podría haber cantado en todos, pero es tan buena que no quería abusar. Como artista es de lo mejor que ha salido nunca. Además es una persona excepcional, como toda la banda. También me interesan ‘Los Estanques’, un grupo de Cantabria.
– ¿Quiénes son tus colegas en el mundillo? Siempre te he visto una isla entre la generación de Loquillo, Urrutia, Calamaro, etc. y los Ferreiro, Leiva y compañía.
– No lo sé, yo creo que hay una sensación especial con Iván, Xoel, Leiva… sobre todo después de lo que hicimos en ‘Laboratorio Eñe’ en Argentina. Seguimos teniendo contacto, os tenemos mucho respeto y sí que creo que se nos ve con algo algo común. El más ‘isla’ de todos puede ser Xoel, que es el mejor cantante de todos. Qué decir de Iván Ferreiro, que en cada colaboración hace que la canción crezca y se la roba a cualquiera. Y Leiva, que es una superestrella. Todos lo han tenido difícil, no es sencillo llevar a la gente a un terreno más personal cuando vienes de una banda con tanto éxito. Y Leiva e Iván lo han conseguido. Pienso también en Coque. Tienen muchísimo merito.
– Pues a mí me gustaría leerte, muchas de tus canciones piden relato.
– Me lo he planteado, pero soy un tipo muy poco disciplinado. Y para escribir algo que merezca la pena te tienes que dedicar a escribir todos los días. Es otro oficio. Tuve una crisis en la que incluso pensé en dejar esto una temporada y me apunté a un curso de guion. Fracasé rotundamente. Me levantaba en chándal a las nueve de la mañana, me ponía a hacer los ejercicios y a las dos de la mañana seguía en chándal, fumando y bebiendo, en plan Bukowski. Mi chica me miraba de reojo y me decía: «¿Seguro que quieres seguir haciendo esto?». No tenía vida, me costaba tanto que no hacía otra cosa, no cogía la guitarra. Ese fracaso me hizo volver a ilusionarme por mis cosas. Colgué el chándal y me volví a poner los botines. Y hasta hoy.
Algunos cuelgan las botas para irse y otros se ponen los botines para seguir su viaje. Al caer la tarde desapareció. Quique continúa su camino, sólo él sabe a dónde. Y yo vuelvo por el mío en dirección al punto de partida, como Telémaco. Lo hago por donde él me indica. «Vete por el túnel de La Engaña, José». Y a veces pienso que la vida y los túneles tienen nombre de canción de Quique González.
(Esta entrevista se publicó originalmente en ABC el 22 de octubre de 2021. Disponible haciendo clic aquí)