
El reto más importante al que se va a enfrentar el PP cuando vuelva a La Moncloa va a ser recuperar las instituciones. El daño que está haciendo Sánchez es de tal calado que van a hacer falta años para recuperar el terreno perdido. Porque esto no se hace en un par de meses, es mucho más largo. Y ni siquiera es solo cuestión de tiempo, va a requerir de foco y de un plan muy pensado que lleve al estado español desde el sanchismo hasta la democracia plena, el prestigio internacional y, sobre todo, a la autoestima y el respeto que se empezaron a perder tras aquella cloaca intelectual que fue el 15M.
La foto da miedo. Hoy tenemos un país en el que los partidos del gobierno están en guerra abierta contra el resto de poderes del estado: el legislativo, al que ‘cancelan’ a golpe de ausencias y decretazos y el judicial, al que no solo acusan de prevaricar sino de estar al servicio de la derecha. Un país en el que el Fiscal General del Estado -obligatoriamente imparcial- va en las listas del PSOE. Un gobierno que censura medios y señala periodistas. Un gobierno que se niega a que los jueces elijan la mayor parte del CGPJ y que sigue vetando su renovación. Porque, no se dejen engañar, no hay nada que impida al gobierno negociar con el parlamento y superar la mayoría prevista, premeditamente alta gracias a la sabiduría del legislador. Si no lo hace es porque no le da la gana.
Un gobierno en guerra contra la jefatura del estado. Un gobierno condenado por confinar a la población de modo ilegal. Un gobierno que tiene como socios a etarras, a gente que si no mata es solo porque, en este momento, no les viene bien. Un gobierno que negocia fuera de las instituciones con golpistas condenados a los que, además, ha indultado. Un país irrelevante internacionalmente porque, en este momento, nadie quiere compartir información que pueda afectar a Venezuela y a Cuba si en la mesa están sus satélites, los mediadores al servicio de Maduro y los que esperaban a Delcy y a sus maletas. Es imposible que nuestros socios se fíen cuando desde el propio gobierno se pone en entredicho la OTAN y se prefiere al otro bloque.
Nada de esto es ideológico. El PSOE en otros momentos ha actuado con lealtad. Esto no va de ser de izquierdas o de derechas, simplemente va de ser decentes o no. Haría bien el PP en dejar las batallas internas, los marcos mentales y los expertos en lenguaje no verbal. Lo que necesitamos es un ‘Shadow Cabinet’ de primer nivel, experimentado, con gente con cara de mala leche que ponga por delante las instituciones y que devuelva al pueblo la dignidad que le han quitado. La culpa no es de Sánchez, el propio PSOE le tiró por la ventana de Ferraz por miedo a que hiciera lo que efectivamente está haciendo. La culpa es de todos los pesebristas que con su cobardía nos están llevando al abismo. Si los viejos socialistas los pudieran ver por un agujerito, no podrían con la vergüenza y romperían el carnet. Y puede que también el silencio.
(Esta columna se publicó originalmente en ABC el 28 de enero de 2022. Disponible haciendo clic aquí).