
La encuesta de GAD3 para El Norte de Castilla corrobora lo que se percibe a pie de calle y muestra un PP en caída libre, que pasaría del 40,8% al 36,1% en estimación de voto. Esto significa una pérdida de más del 11% de sus votos en quince días, uno de cada diez. Es mucho. En cifras absolutas, y desvinculadas de la participación, el PP habría perdido unos 60.000 votos en este periodo. Por su parte, el PSOE no solo no gana uno solo de esos votos, sino que también pierde apoyos, lo que les aleja de aparecer como alternativa. El principal beneficiado, según este sondeo, sería Vox, que muestra ya un suelo de 11 procuradores y que podría llegar a los 13.
Si la tendencia se mantiene y en lo que resta de campaña ni PP ni PSOE logran poner un tapón en sus desagües, las cifras podrían llevar al PP al entorno de los 32-33 procuradores y al PSOE por debajo de los 28 y perdiendo más de 7 desde la última cita. Serios aprietos, no solo para las direcciones regionales, sino también para las nacionales. Sobre todo, para el PP, que se ha empeñado en vender, incluso con vehemencia, que estaban muy cerca de la mayoría absoluta pero que finalmente se quedarían lejos y dependiendo de Vox para formar gobierno.
Son solo encuestas, pero las tendencias parecen consolidarse. Y aquí viene lo interesante. Los escenarios dibujados en el horizonte no es que sean preocupantes, sino que son, en mi opinión, catastróficos. Todos, sin excepción, son malos. Puede que tengamos un gobierno del PP en solitario, tan débil en apoyos parlamentarios que dependerá de Vox para sacar adelante los presupuestos, para poner y quitar consejeros y que no solo condicionará las políticas de Mañueco en el día a día, sino que utilizará cada oportunidad para poner en marcha su agenda, muy controvertida en asuntos como la inmigración o la relación con la Unión Europea. Personalmente no me preocupa tanto lo que pueda afectar a las instituciones propias de la comunidad (Consejo Económico y Social, Procurador del Común, Consejo Consultivo y Consejo de Cuentas) ni tampoco veo un riesgo real en cuanto a sus posturas más radicales, porque en una autonomía no se pueden poner en práctica. Pero sí que me preocupa, y mucho, una influencia decisiva de Vox en asuntos relacionados con la educación.
El siguiente escenario es el mismo, pero con Vox dentro del gobierno, algo que no creo que vaya a suceder, pero que no es descartable. La foto sería la misma pero ya no tendrían solo la influencia y el poder de hacer caer a Mañueco, sino la gestión de varias consejerías. No sé cuánto puede durar ese gobierno, pero teniendo en cuenta el calendario judicial al que se enfrenta el PP y la cercanía de municipales y generales, la inestabilidad será constante, con fuegos de artificio y foco en las políticas propagandísticas e ideológicas que les ayuden a seguir creciendo.
Otro escenario es que el PP pueda gobernar junto a la suma de las candidaturas provinciales, lo que implica un pacto a 5 ó 6 de muy difícil gestión y que haría mucho daño al PP de cara a las Diputaciones en 2023. Una variante de esta opción sería que necesitara a ambos, es decir, a Vox y las candidaturas provinciales, lo que directamente sería el camarote de los Hermanos Marx. Y hablando de Marx, el último escenario que queda es el que dejaría la Junta en manos del PSOE, la coalición de Podemos e Izquierda Unida, UPL y demás candidaturas de la España Vacía. Una versión del Frankenstein, pero sin etarras ni golpistas. Lo dicho: agárrense fuerte. Pase lo que pase, vienen curvas.
(Esta columna se publicó originalmente en el ‘Diario de Campaña’ de El Norte de Castilla el 7 de febrero de 2022. Disponible haciendo clic aquí)