
Supongo que el hecho de que un señoro madrileño -uno al que eventualmente le sale un mechón blanco en el flequillo como a los ‘gremlins’ malos-, actuando a las órdenes de otro señoro catalán -uno que era vicepresidente del fascio de barretina y fuet cuando el golpe- acose y despida a una mujer trabajadora, de amplia experiencia y conducta intachable es cosa del techo de cristal, del sistema mismo, del heteropatriarcado cristofascista, de las estructuras machistas de poder y tal. Vamos, que si lo hace el gobierno socialista, no pasa nada, lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo. Pero imagínense que, en un universo paralelo, Feijóo cesa a la directora del CNI sin motivos y solo porque ha sido chantajeado por Vox.
No quiero ni pensarlo. A esta hora el PSOE, sus socios putinescos y las vedettes mediáticas estarían ya en la calle en manifestaciones masivas a favor de la mujer en toda España en lo que sería, sin duda, un nuevo caso Juana Rivas. Yo soy Paz Esteban, yo con las mujeres, yo con la libertad contra el retroceso de la caverna bla bla bla. Ojalá la derecha lo vea claro y haga causa común con Paz Esteban, no solo por España, no solo por las instituciones, no solo por la dignidad sino, sobre todo, por la única guerra cultural posible: apoyar más a la mujer que ellos, ser más feminista que ellos y, sobre todo, ser feminista de verdad y no la basura en la que han convertido el feminismo los delirios tardomarxistas. Apuntarles con el dedo y señalar que, a ellos, la mujer solo les interesa como un instrumento propagandístico.
Margarita tiene que dimitir hoy mismo. No porque sea responsable de los hechos ni porque tenga culpa sino por dignidad, por prestigio, por honor. Del Gobierno se sale antes o después, pero del desprestigio, la mala imagen y la traición, jamás. Eso se queda contigo, impregnado en tu nombre para siempre. Y, sobre todo, porque quedándose en este Gobierno lo está blanqueando, está dando a entender que esto es normal, que todo es debatible, que el fútbol es así. Y no, el fútbol no es así. Cuando crees saber dónde está la razón, permanecer neutral es inmoral. Si ella sabe dónde está la razón y tiene integridad, un ápice de honestidad y un mínimo de valentía no tiene otra que salir en defensa de los suyos y, sobre todo, en defensa de la verdad.
No me vale el cuento de que hace más servicio desde dentro. Ya no cuela. El mejor servicio al país lo hace abandonando este caos, no formando parte de esta ignominia, apuntando con el dedo a los culpables de la degradación institucional. Aunque solo sea por Paz, por su equipo y por los servicios de inteligencia ha de salir hoy mismo y dando las explicaciones que considere. Es el momento, no va a haber otro. Quedarse es callar, callar es otorgar, otorgar es comprender y comprender es perdonar. Y perdonar es ser cómplice de esta injusticia, de este sacrificio de un chivo expiatorio al través del cual purificar a toda Israel y calzar la mesa de diálogo. Al Gobierno le quedan meses. Todos van a salir de ahí antes o después. Lo único que diferencia a unos de otros es por qué. Algunos se irán a patadas, pero Margarita tiene hoy la oportunidad de irse con la cabeza alta, la mirada larga y la dignidad intacta.
(Esta columna se publicó originalmente en ABC el 10 de mayo de 2022. Disponible haciendo clic aquí).