
David Summers es lo que parece: un buen tipo, una persona accesible, humilde y con la cabeza bien amueblada. En la gente de tanto éxito es raro encontrar a alguien con todos estos rasgos a la vez, siempre suele fallarles alguno y es precisamente por ahí por donde entran los problemas, aunque no conozco a muchas y desde luego a ninguna con tanto éxito como David Summers. Y si no conozco a nadie con más éxito que a David Summers es, entre otras cosas, porque no hay nadie en España con más éxito que David Summers. Nos podemos poner como queramos, pero Hombres G es la banda más importante del pop-rock español de todos los tiempos. Nadie ha vendido tanto, nadie ha llenado tantos conciertos, en tantos países y durante tanto tiempo. Julio Iglesias, pero no es una banda. Y, además, para Hombres G, la cosa sigue. Tras cuarenta años de trayectoria acaban de terminar una gira por México con llenos absolutos en todas sus noches, entre las cuales hay que destacar las 60.000 personas en Monterrey (80.000 según otras fuentes). A ver, 80.000 personas es el Bernabéu lleno y no sé cuántas bandas están en disposición de hacer eso hoy en día. Tampoco sé cuántas han estado en disposición de hacerlo en algún momento de su carrera. Supongo que solo ellos. Pero tampoco acaba ahí la cosa. Tras lo de México, veintiún bolos en Estados Unidos con el mismo lleno en todos los lugares, lo que no deja de ser impactante cuando los lugares son, por ejemplo, el ‘YouTube Theater’ de Los Ángeles o el Madison Square Garden de Nueva York. La gira sigue en verano y otoño por España e incluso los llevará por primera vez juntos hasta Italia (quieren comprarse un jersey a rayas, me temo). Y esta noche, el Teatro Real de Madrid.
—Anda que te llegan a decir a ti cuando eras punki…que ibas a tocar en el Teatro Real.
—Pues ya ves. O en el Liceo, o en el Madison Square Garden. Pero no ya en aquella época, nos lo dicen en el 2000 y tampoco nos lo habríamos creído. Antes tocaban solo Montserrat Caballé o Plácido Domingo. Y mira, ahora, los Hombres G. Será por edad, supongo.
—Y ayer la Gran Vía de Madrid hasta la bandera para asistir al estreno de ‘Voy a pasármelo bien’, comedia musical dirigida por David Serrano que promete ser el éxito del año. ¿Por qué ahora una película?
—Tenemos la suerte de que nos vienen proyectos. Hace cuatro años me llamó Enrique López Lavigne, quedamos y le vi tan emocionado con la idea de trabajar con los Hombres G que le dijimos que sí. Y ahí empezamos a darle forma, apareció David Serrano, nos implicamos a tope y por fin, tras dos años paralizados por la pandemia, se estrena. Nos gusta implicarnos en lo que tiene que ver con nosotros, estamos encima de todo, lo supervisamos todo.
—Al final lo que tiene más valor es la marca.
—Claro y como todo lo que hacemos estos últimos años es agrandar nuestra marca, me gusta enfangarme y meterme. Hemos estado con el guion, eligiendo canciones, trabajando con ellos a tope. Me gusta ser culpable. Si las cosas salen bien, asumo la responsabilidad. Y si salen mal, asumo la culpa. Y en este caso cumple con lo que queríamos, que es transmitir alegría y buen rollo a la gente, que salgan sonriendo. Es decir, ‘Voy a pasármelo bien’. Ese ha sido nuestro objetivo en toda la vida de Hombres G, siempre hemos querido que la gente sea feliz. Cuando yo voy a un concierto me gusta ser feliz y mi misión en esta vida es hacer feliz a la gente con la música. Así lo he entendido siempre.
—De modo intuitivo, sois genios del marketing. Sabes cual es la promesa de tu producto, tu ventaja, el territorio en el que opera tu marca y lo cumples todo a rajatabla.
—Pues no tenemos director de marketing.
—Claro, es que eres tú.
—Pero es improvisado, es intuitivo. Mira, en lo 80 pensé que no quería tener la imagen de los grupos de los 80. Mi padre siempre me decía: «Tienes que ser distinto. Cuando los demás crean que vas a salir por aquí, tú por el otro lado. Intenta siempre sorprender al público». Fue un gran maestro, me dio consejos claves en la vida y en la profesión. «Intenta siempre ir a lo esencial que, en tu caso, es la música. Olvídate de cazadoritas, peinaditos, pendientitos y gilipolleces. Eso es superficial. Céntrate en las canciones». Y siempre le he hecho caso, hasta después de muerto. Y gracias a eso hemos mantenido una personalidad que nos ha hecho llevar 40 años.
«Veo muchos niños en nuestros conciertos, se saben los temas, algunos entran al camerino llorando, pero nuestra respuesta es diferente a la de los 80»
—Entonces, si la banda confía en ti y tu sigues los consejos de tu padre… el director de marketing de Hombres G es tu padre.
—Pues sí. Incluso en el tema de los egos. El hecho de que yo intente luchar contra la vanidad y contra la tontería hace que mis compañeros también lo hagan. El hecho de que yo vaya con camiseta y con vaqueros hace que mis compañeros vayan igual. Si yo hubiera sido un gilipollas y hubiera comprado ropa cara y de marca pues a lo mejor ellos hubieran hecho lo mismo.
—Entonces va más allá del marketing. El líder, el alma de la banda, el guardián de la marca real es tu padre.
—Pues puede ser. Porque yo siempre quise ser como él, siempre quise ser mi padre. Es más, me conformaría con ser la mitad que él en creatividad, en talento, en personalidad…
—Volviendo a la peli. En todos los pases vemos una dinámica común: cines llenos de familias cantando juntas los éxitos de Hombres G y pasándoselo bien en un encuentro intergeneracional. ¿Estáis preparados para una nueva generación de fans para el grupo?
—(Risas). Estamos muy mal preparados. Me sorprendería. Mira, veo muchos niños en nuestros conciertos, se saben los temas, algunos entran al camerino llorando, pero nuestra respuesta es diferente a la de los 80. Ahora es «venga niña, cálmate». Pero vamos, ojalá, estamos preparados, encantados y orgullosísimos de que se acerque gente nueva a nuestra música. Pero sería sorprendente que niños de doce se acercaran a un grupo de sesentones. Aunque mira los Rolling. Lo que menos hay en sus conciertos es gente de la edad de ellos.
—Pues yo creo que a través del cine vais a lograr la transmisión musical que antes en las casas daba el vinilo.
—Ojalá, me encantaría. Cuando veo a gente tan joven en los conciertos…les canto a ellos, los miro a ellos, porque pienso: «Estos cabrones van a estar aquí dentro de diez años en primera fila. A lo mejor yo no estoy, a lo mejor hay un holograma o un metaverso o sabe Dios qué». Pero ellos van a estar, porque cuando tienes doce años y te gusta un grupo lo tienes en un altar para toda la vida.

—¿Y América?
—Es que allí ya no somos un grupo, somos una leyenda. En España saben que somos de aquí, estamos por aquí, somos de casa. Pero allí vienen a vernos como vas a ver a los Rolling Stones, no van a escuchar el ultimo disco, van a verte a ti, a los Hombres G, a un grupo legendario que lleva cuarenta años haciendo giras en América. Viene gente joven porque cree que a lo mejor no va a tener otra oportunidad de vernos.
—Al final os reinventáis constantemente.
—Nos hemos tenido que adaptar todo el tiempo a cambios sociales, de la industrial… Ahora estamos investigando el metaverso a ver como podemos meter la cabeza. Nos gusta ver qué pasa, ir más lejos, adaptarnos. Pero seguimos pensando que las canciones son mucho más importantes que nosotros mismos. Es más importante ‘Yesterday’ que los Beatles.
—Tengo la sensación de que sois muy profesionales, muy serios.
—Sí, lo somos. Estamos siempre de cachondeo y de coña pero nos lo tomamos muy en serio. Somos muy responsables.
—Me llama la atención que tengáis tan claro lo que hacéis, lo que quiere la gente, que no haya piques, ni carreras paralelas, ni gente que se vaya de la banda porque quiere dejar de tocar ‘Marta tiene un marcapasos’.
—Es que nuestro modo de vida es lo más importante, Hombres G es lo que marca nuestra vida.
«Seguimos pensando que las canciones son mucho más importantes que nosotros mismos. Es más importante ‘Yesterday’ que los Beatles»
—Creo que la clave de tanta cabeza es que no os diera por las drogas.
—Totalmente. Desde el principio supimos que había puertas que no queríamos abrir, sabíamos lo que había detrás. Me moriré con los brazos sin pinchazos. A ver, nos lo hemos pasado muy bien, pero siempre hemos tenido respeto a las drogas más duras, digamos. Ya casi ni bebemos, pero de jóvenes era otra cosa. De todas maneras, no sé por qué éramos tan cabales, si éramos casi adolescentes.
—Pues por ti. Y a su vez por tu padre. Es una figura invisible en la banda. Sois cinco. Hay uno que ya no está, que se fue en el 92 pero que os ayuda en la sombra porque es el que hace que tú tengas este instinto y todo eso aprendido.
—Totalmente, es el mejor legado y el mejor regalo que me hizo. Nunca me dio pescados, siempre me dio cañas de pescar, me dio guías fundamentales para el trabajo y para la vida. No hay día que no me acuerde de él, un consejo suyo, un día que no piense. «¿Qué habrías hecho tú?». Te lo reconozco. Todo el mérito se lo atribuyo a él.
—Durante un tiempo yo pensaba que para rejuveneceros os acercabais a El Canto de El Loco, a Taburete…pero me he dado cuenta de que era al revés, eran ellos los que acudían a Hombres G. O sea, que el hecho de ser accesibles y buena gente os dio la oportunidad de ir a otros públicos.
—Así es, yo a Dani lo conocí en un hotel, nos cruzamos y se me puso de rodillas. Y me besaba la mano el tío como diciendo «para mí eres Dios» y claro, ahí me di cuenta de el sentido del humor que tiene y de lo cariñoso que es. Y ahora es como mi hermano pequeño. De hecho, he estado con él en su casa hace unos días.
—Yo creo que España os debe un homenaje, quizá no os trata como merecéis.
—A nivel popular yo creo que lo tenemos, llenamos siempre, nos han dado la medalla de oro de las Bellas Artes, que es la máxima condecoración que puede recibir un artista, y la medalla de la Comunidad de Madrid. Últimamente nos están reconociendo, pero es que en España tienes que estar cuarenta años demostrando para que te reconozcan, pero cuando eres joven y triunfas te ponen a parir. España nunca trata a sus artistas como merecen, somos muy cainitas. Es más, cuando uno triunfa fuera lo despreciamos. En vez de pensar qué grande es Banderas que ha logrado conquistar Hollywood, lo que pensamos es que Hollywood no será para tanto si ha logrado triunfar un español. Minimizamos el logro. Pero ya no nos afecta.
Y hace bien. David sale de la escena como entró, como que no quiere la cosa. Durante la entrevista le han llamado catorce veces y ha sido educado y amable las catorce. Le han pedido varios autógrafos y a todos ha accedido. Las tablas se ganan. Pero hay otras cosas en la vida que vienen de serie. En el caso de los Summers es la clase y el talento. Y esta noche lo demostrará de nuevo en el Teatro Real.
(Esta entrevista se publicó originalmente en ABC el 29 de julio de 2022. Disponible haciendo clic aquí).