Cuando pensábamos que no se podía caer más bajo que Illa, Dios nos mandó a Darias. Y para recordarnos que nada es imposible, hizo que Ayuso pasara de ser la heroína contra las normas arbitrarias a su precursora. De momento, Darias se ha limitado a exigir vacuna a los que llegan de China, como si eso supusiera que no tienen Covid o, peor aún, como si el Covid de los chinos fuera peor que el de los alemanes. Pura xenofobia irracional a lo Meloni que no solo contraviene la lógica más elemental sino, de paso, las recomendaciones de la UE. Pero da igual, hace mucho que esto no va de racionalidad sino de superstición e interés electoral. 

Aun así, Darias no se ha atrevido a activar, como Ayuso, un protocolo a través del cual poder secuestrar a ancianos en residencias, pasándose por el forro sus derechos fundamentales, poniendo en alerta a toda a la sociedad y obligando al Gobierno a hacer algo para no parecer irresponsables. Ya hemos aprendido que si esto lo hace Sánchez está mal, si lo hace Iglesias, fatal, pero si lo hace Ayuso está bien, porque ella es la libertad, muchacho. No sé si queda mucha gente a la que engañar, pero, desde luego, sí que queda claro que el sectarismo de algunos es capaz de hacerlos celebrar hasta su propio secuestro si el carcelero es de los suyos. Allá cada cual. Yo doy gracias a Dios por no tener a ningún familiar en una residencia de la Comunidad de Madrid porque iban a necesitar a los geos para impedirme sacar a mi padre a cenar en Nochevieja. Ya hemos aprendido la lección y sabemos protegernos de los delirios iliberales.

Pero siempre se puede caer más bajo: estoy esperando a ver cómo Juanma Moreno, Mañueco o López Miras ponen en marcha medidas similares, como falderos irracionales, solo para obligar a Sánchez a retratarse a unos meses de elecciones. Piensan que eso les beneficia en las urnas, pero no son conscientes de que en realidad están dando al PSOE una vida que no tenía: la de la prudencia frente al histerismo. El PP es experto en suicidarse y acaba de cometer un error histórico del que Feijóo debe saber salir. Porque si Vox logra mantener la cabeza fría, sin miedo, mostrando una postura basada en la ciencia y sin dejarse llevar por trampitas populistas como esta, representarán, para buena parte de la derecha, el voto de la racionalidad y la libertad frente a la secta de los peperos covidianos y su pulsión liberticida.

La ocupación de las UCI por Covid-19 se mantiene hoy en uno de sus valores más bajos desde 2020. No tiene sentido recluir aquí a personas con cuatro dosis solo porque haya un brote en China. Pero eso da igual, en España hay elecciones y vuelve la carrera por tirarse los muertos a la cabeza. Los que tengan abuelos en residencias, sáquenlos mientras puedan. Los que tengan niños, protéjanlos del circo, porque los mismos que hoy ponen en riesgo su salud mental, mañana querrán salvarlos. Se empieza así y sabemos cómo termina. O los paramos ya o, no tardando, volverán a pedir que nos encierren.

(Esta columna se publicó originalmente en ABC el sábado 31 de diciembre de 2022. Constato que al votante de derechas no le molestar ser encerrado ilegalmente sino solo ser encerrado por la izquierda. Merecemos todo lo que nos pase. Disponible haciendo clic aquí).

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