dignos

La dignidad es ser tu mismo aunque no te entiendan. De hecho, la dignidad es levantarse de la mesa cuando el juego se convierta en impresionar a otro. Como decía Unamuno, solo se trata de lo que tú pienses de ti y de lo que piense de ti Dios. A saber qué harían ellos en tu lugar…Dignidad es saber las causas y respetar las consecuencias. La dignidad es decir NO y no dar demasiadas explicaciones. La dignidad es seguir a pesar de todo, pese a la inmensa soledad del que carga con su cruz y carga con ella en silencio.

La dignidad es decir SÍ a lo que quieras decir sí, sin más detalles. Mejor cuanto más alejado del dogma de la corte postmo; mejor cuanto más cerca de lo que esos mismos critican, como por ejemplo Dios, la paternidad, el parlamento, los solos de guitarra, los chuletones crudos, el otoño, el paisaje de Castilla o las mujeres de verdad, es decir, mujeres con cojones, mujeres serias, duras, mujeres que mandarían a la mierda a esta panda de hombres horteras, intrascendentes, blanditos, superficiales, hombres niños, hombres débiles, hombres que juegan a ser hombres, hombres que gritan, hombres que no cumplen con su obligación, hombres tramposos, hombres sucios, hombres dependientes de los demás, hombres que no saben estar solos. Hombres de mierda, en definitiva.

La gran decadencia es ese tipo hombres obsesionados por el sexo, síntoma de vulgaridad extrema. Hombres que no leen. Canallitas de guardería. Hombres que no cumplen. Hombres irresponsables. Ese tipo de hombres a los que, como decía, las mujeres solían mandar a la mierda. Tampoco quedan ya muchas mujeres de esas, la verdad. Some girls just wanna have fun.

Cuando los de nuestra generación éramos pequeños, queríamos ser hombres, pero hombres a la manera de ser hombres de nuestros padres, abuelos y tíos, no a la manera de estos adolescentes eternos, de estos parásitos juguetones, que estaban muy mal vistos, por cierto. Queríamos serlo a la manera de nuestros referentes: hombres correctos, educados, serviciales. Hombres que callaban mucho y lloraban poco, al menos en público. Hombres protectores, hombres fiables, honestos, serios. Hombres hechos, hombres comprometidos con los suyos, hombres defensores, hombres respetuosos, hombres que aunque tuvieran pocas certezas y algunas dudas, actuaban siempre con el sentido de la responsabilidad. Hombres poco aventureros. Hombres que no fallan. Hombres buenos. Hombres que trataban bien a las mujeres, no como idiotas, no como niñatas, no como dueñas, no como esclavas.

La dignidad es no dar lástima. La dignidad es no hacer el ridículo. En definitiva, la dignidad no es que se acuerde de ti el sábado a las cuatro de la mañana. La dignidad es que se acuerde de ti los domingos cuando quiere cambiar de vida, porque la dignidad me temo, me recuerda mucho a un teléfono que empieza por AA.